martes, 31 de diciembre de 2013

San Silvestre Internacional

Han pasado muchas cosas desde la última vez que escribí. Pero la falta de tiempo y también, para qué negarlo, de voluntad por mi parte, han hecho que dejara un poco abandonado el blog. Trataré de ser más constante en 2014. En el terreno atlético, que es el que nos ocupa, destacaría desde entonces el gran ambiente que viví durante la Behobia San Sebastián (1h20), donde repetiré participación en 2014 si todo va bien. La Carrera de la Ciencia (38'29''), la II Carrera Pedestre de Pejurra, Málaga (20 km por montaña) y la gran sensación que supuso ganar mi serie en el Meeting de Moratalaz de 800 metros (2'08'').

Meeting de Moratalaz

Ya escapado hacia meta
También ha sido un año en el que he tenido la suerte de dirigir un grupo de entreno en El Retiro, los 'Beer Runners', con los que cada martes, tras dar una vuelta al perímetro del Retiro, comparto muchas risas y buenos momentos junto a una cerveza. Se ha creado un grupo bastante unido y que cada día incorpora nuevos miembros. Además me ha permitido entrar en contacto con atletas de élite por los que siento verdadera admiración, como el maratoniano Pablo Villalobos, el obstaculista Víctor García o el Campeón de Europa de 1.500 metros, Arturo Casado. A buen seguro que en 2014 seguiremos dando mucho que hablar.

Quedada de este domingo, con 150 corredores
Pero tal y como dice el título de la entrada de hoy, lo que ocupa toda mi mente desde que desperté esta mañana no es el pasado, es el futuro inmediato que a las 8 de la tarde de hoy me llevará a participar en la San Silvestre Vallecana Internacional, una prueba con gran tradición que cumple su 50 aniversario (con 49 ediciones, un año no se celebró por falta de apoyo económico). Esta carrera, igual que la Popular que se celebra dos horas y media antes, es sobre un recorrido de 10 kilómetros, en su mayoría favorables que terminan con una dura subida en la parte final, en Vallecas, acabando en el estadio del Rayo Vallecano. A diferencia de los 40 mil atletas que tomarán parte en la fiesta de la carrera popular, en la Internacional solo toman parte en torno a mil corredores, y todos ellos deben haber acreditado un tiempo inferior a 38 minutos en 10 k.

10 k de la Elipa

Yo no lo logré muy sobrado, con mis 37'48'' de la Carrera del Agua solo lo conseguí con un margen de 12 segundos, y ese es precisamente el listón que hoy espero romper corriendo los 10 kilómetros más rápidos de mi vida corriendo en torno a 3'45'' el km. La verdad es que tengo esperanzas en lograrlo pero nunca se sabe, las tres semanas de parón total en noviembre debido a la operación de tabique nasal a la que me sometí (y que ya empieza a dar resultados pues respiro mejor), son el único obstáculo que he encontrado en el camino. Ante todo, lo importante será disfrutar del ambiente junto a varios de mis compañeros de la A.A. Moratalaz, que me acompañarán en la salida, entre los cuales estará Marco buscando el sub 34'. Palabras mayores.


Como además de correr, soy un lector compulsivo, he acompañado mis entrenamientos estos últimos días de la lectura del libro 'Historia de la San Silvestre Vallecana', una recopilación de crónicas de las carreras de todas las ediciones donde no faltan las anécdotas de corredores que se pierden cuando lideran la carrera, atletas esquivando coches o atletas sin dorsal que copan las primeras posiciones.Es una forma de conocer más a fondo todo el pasado de la carrera y una fuente de motivación que ya utilicé antes de mi primer maratón, de mi primera carrera de montaña y que intenté sin conseguirlo en la Behobia, porque el libro sobre la carrera no me llegó a tiempo.

Dentro de unas horas veremos qué tal ha ido, yo voy a dar lo mejor de mi mismo aunque ahora mismo caen unas pocas gotas de lluvia y la temperatura se prevé fría. Si el gran atleta japonés Yuki Kawauchi, conocido como 'el atleta-conserje', puede bajar de 30 minutos con jet lag, el resto no tenemos excusa.

jueves, 25 de julio de 2013

Zumaia Flysch Trail 2013

No recuerdo el día exacto en que pensé que podía hacer un trail de casi 32 kilómetros por las montañas de un precioso pueblo guipuzcoano llamado Zumaia. Sí tengo en la memoria que estábamos en abril, y que en la búsqueda de nuevas aventuras que siguieran a la temporada de pista, anduve merodeando foros varios leyendo opiniones sobre las carreras más espectaculares de España por su recorrido.

Así conocí la Zumaia Flysch Trail.

En el kilómetro 20 ya maldecía el momento en que me dio por buscar esas carreras. Pero ya habrá tiempo de llegar hasta ahí.

Antes, el viernes, un trayecto en tren me llevó desde Madrid hasta San Sebastián, donde llegué a medianoche directo al hotel y con los malos augurios de una molestia en el pie izquierdo resultado del 1.500 que había corrido en pista ese miércoles. "Si caminando te duele ¿cómo piensas acabar una carrera por montaña de 32 kilómetros?", me decía.

Confiando en los poderes curativos del Mar Cantábrico me pasé medio sábado entre las playas de La Concha y Zurriola. Me hice un hueco entre cientos de toallas y sombrillas y abrí el libro que había empezado a leer en el tren de ida: "Con los pies en la sierra. Diario de un corredor de Montaña", del corredor internacional por España en pruebas de montaña, Raúl García Castán.

Motivación a raudales y muchas risas me provocó su lectura, pues tiene un estilo muy particular y no se corta un pelo en contar decenas de anécdotas con un sentido del humor que acabando su lectura en el tren de vuelta me hizo soltar mal disimuladas carcajadas. Pero eso también sería más tarde.

Como era de prever, La Concha no hizo su labor milagroso-medicinal y las molestias seguían a cada pisada. En este plan, sin saber si podría correr al día siguiente, pasé la tarde por la parte vieja de San Sebastián acompañado de Lara, una amiga de mi novia, Liliana, que tuvo a bien enseñarme los encantos de la zona antes de toparnos con "La Tamborrada". Y es que sin que yo lo supiera ese finde había fiestas en uno de sus barrios y en un momento las calles estaban repletas de gente tocando tambores, comiendo 'pintxos' y tomando cervecitas. Me tomo una sin alcohol pero sé que necesito hidratos para el esfuerzo del día siguiente, así que no caen 'pintxos' y si al mediodía comía spaghetti boloñesa, a la noche devoro un platazo de tallarine boloñesa. Todo un innovador.

Me despido de Lara para irme cuanto antes a descansar y caigo rendido en la cama mientras fuera una pequeña tormenta de verano descarga sobre Donosti. "A ver si refresca el ambiente para mañana", me digo. Cuano abro los ojos aún es de noche. Miro el reloj y marca las 4 de la mañana, pero siento ligeras náuseas de la excesiva cena. Me doy un paseito por el cuarto, bebo agua y se me pasa poco a poco. Vuelta a la cama.

Ahora sí, a las seis y cuarto de la mañana abro los ojos ya con el cuchillo entre los dientes sabiendo que me espera un largo día. Lo primero es apoyar el pie y ver qué tal reacciona. Aún molesta. Duchita pre-competición como suelo hacer siempre y rumbo a la estación de cercanías a tomar el tren para Zumaia. El cercanías sale a las 7:20 y comparto vagón con grupos de jóvenes que vienen de fiesta. Uno me ve en ropa deportiva y me dice algo en euskera de lo que solo pillo la palabra Zarautz. Me aplauden él y su grupo. Creo que piensan que voy a la Travesía a Nado que ese día se celebra también en dicha localidad.

Me pillo un asiento solitario, alejado de cánticos festivos y alientos de alta graduación y adelanto unas páginas más del libro. No he entrenado ni un solo kilómetro de montaña y me meto en este lío... Al menos algunos foros hablan de que es una prueba de dificultad media. Veremos.



Llego a Zumaia 40 minutos después, desayuno pan con mermelada y zumo de naranja, dejo las maletas en el guardarropa y recojo mi dorsal. Vamos allá. No pienso calentar mucho porque tengo muchos kilómetros por delante y pienso salir a un ritmo conservador. Dejo esas primeras filas que tanto busco en las carreras inferiores a 10 kilómetros y me sitúo en la parte media trasera. La salida es inminente. Una joven baila un aurresku ante los 550 corredores que poblamos la línea de salida. Adelante! Comienza el espectáculo por las calles de Zumaia y el pie sigue doliendo, aunque me digo que cuando se caliente esas molestias se irán. Así sucede.


Paso el primer kilómetro en 5 minutos 12 segundos y nos internamos en los montes que van a acoger nuestras zancadas durante las próximas horas. La primera parte es durilla, tal y como he visto en el perfil, y me sorprendo cuando veo a la mayoría caminando para subir esas primeras rampas. Sabía que se caminaba, pero no que se empezaba tan pronto. Así subimos esas primeras cuestas de vértigo y alcanzamos algunas zonas "corribles". Me siento bien y expectante sobre si seré capaz de acabar la prueba. "¿Cuál es el límite de tiempo para acabarla?", pregunto a otro corredor. "Mejor no saberlo", me responde con falsa resignación.

Con gorra y gafas, detrás, nada más iniciar la carrera

La prueba continúa con avituallamientos cada pocos kilómetros perfectamente surtidos (un 10 a la organización) y con un público que anima entusiasta. "Aupa!" nos gritan sin parar. Las subidas y bajadas se suceden, y salen kilómetros en 9 y 10 minutos que nunca llegué a pensar que haría en una carrera.

Pero esto no es una carrera cualquiera. Esto es la montaña.

Nos sumergimos entre los árboles, choco con alguna rama, paso tramos mirando la zapatilla del de delante para ver donde pisa, zonas en las que solo cabe un pie y tienes que ser preciso en los apoyos. Me doblo el tobillo un par de veces pero no pasa nada. "Me gusta esto", me digo disfrutando de los continuos cambios de ritmo que nos propone el terreno. Así me marco el único kilómetro por debajo de 5 minutos de toda la carrera, el 4'57'' del sexto kilómetro.

Veo pasar a un tipo que corre vestido de Spiderman, al parecer un habitual de las carreras de la zona a las que acude ataviado con su característica indumentaria, y pienso en el calor que estará pasando. La humedad está siendo uno de los grandes enemigos. Al poco de empezar ya íbamos todos sudando y cada vez la camiseta pesa más. Los imperdibles se salen del dorsal deslizándose y la hidratación cobra un papel fundamental. Busco gente a la que seguir durante tramos, me pego a dos corredoras del equipo de la Comunidad Valenciana que reciben muchos ánimos del público. Ellas preguntan a alguien como se dice gracias en euskera y a partir de ahí se pasan la media hora que las sigo diciendo "Eskerrik Asko" a los que las animan. Yo los combino con los "gracias" y llego al kilómetro 10 en 1 hora y 6 minutos. "Ya tengo casi un tercio en la mano", me digo con cierto optimismo.

Sigo eligiendo andar en la mayoría de subidas para ahorrar fuerzas. Me tomo una barrita y paso riachuelos en los que vas saltando piedras, bajadas en las que tienes que ir frenando con todas tus fuerzas para no salir rodando, y acantilados desde los que se divisa el mar en toda su inmensidad. "Esto es impresionante", me digo.

Las piernas van notando el desgaste, y los siguientes 10 kilómetros, hasta llegar al 20, salen más lentos, concretamente en 1 hora y 25 minutos. En el kilómetro 20 empieza además a acosarme un dolor abdominal que puede venir de haber bebido demasiado en el último avituallamiento, con el fin de saciar una sed que la humedad y el calor hacen insaciable.

Me veo obligado a caminar un par de kilómetros presionando la zona y me tomo un gel. "¡Vamos joder que ya solo quedan 10 kilómetros!" Solo eran los 10 kilómetros más largos de mi vida. Cuando recupero un poco la molestia del flato consigo trotar y me cruzo con un niño que va llamando por su nombre a alguien, aunque no veo a nadie cerca. "Uff Álvaro, si vieras a este chaval de noche creo que ya estarías junto a la meta". Me muevo para esquivarlo y él también se mueve hacia el mismo lado. Nos chocamos levemente y respiro. "No es un fantasma".

Vamos por el kilómetro 25 y la medición de la organización marca 24. Me da rabia que no coincidan y pensar que me queda más de lo que pensaba. Voy muy tocado muscularmente por las subidas y bajadas que no he entrenado, por la negligencia de correr una carrera de montaña sin prepararla y sin haber corrido más de 10 kilómetros seguidos en meses. "Así no se puede ir a una carrera de montaña como esta", me recrimino. Solo me imagino a mi mismo bañándome en la playa de Zumaia tras la carrera. Imagino el agua helada, pero no estoy seguro de que me dé tiempo a ir porque tengo que tomar un tren para San Sebastián. "¿Queda muy lejos la playa de Zumaia?", le pregunto a otro corredor en el kilómetro 26. "No soy de aquí", me dice un poco extrañado. Estoy en una especie de submundo en el que solo pienso en meterme en el agua y acabar con esta carrera que ya ha durado demasiado. Más de tres horas.

En una zona más llana, un corredor me tiende la mano, la chocamos y me dice "Llevo toda la carrera solo...joder, y yo que pensaba que la Maratón de Donosti era dura...". Le doy la razón. Pienso que estoy sufriendo más que en el Maratón de Valencia. Tiene 3 horas 31 minutos en maratón y es vasco. "Solo he corrido 4 carreras de montaña para preparar esta...", me dice. "Esta es mi primera... y tal vez la última", le digo sufriendo como voy y dejándolo sorprendido. "'¡Tío! ¡Tenías que haberte buscado una más cortita antes!". Pues sí, para que negarlo.

Pero ya estamos en el kilómetro 26.

Charlamos un poco más y vemos que unos caballos se incorporan al camino donde corremos. Uno de los jinetes no lo controla bien y lo veo venir hacia mí. "Joder me va a atropellar". Meto un pequeño sprint y me aparto a un lado. Se me suben los isquiotibiales y me tumbo. Mi recién encontrado amigo viene a mi lado, tiene un amago de sobrecarga y me ayuda a estirar. "Gracias, pero sigue tú, que yo voy a caminar un poco". Le dejo irse, camino un poco y vuelvo a correr siguiéndolo a unos 100 metros de distancia.

Los kilómetros se hacen eternos, pasamos zonas donde los aficionados gritan más que nunca y donde caminas por cuestas con la cabeza tan inclinada que casi pones las manos. "Aupa txapeldún!!", oigo. Miro el crono y veo que no voy a poder bajar de cuatro horas como sí pensaba que haría, pero ya me da igual. Solo quiero acabar. Pregunto cuánto queda y me dicen que dos kilómetros. Veo que bajamos hacia el pueblo y oigo la queja de un corredor al que han indicado mal y ha hecho kilómetros de más. Lo que me faltaría a mí... Bajamos pero nos hacen subir una última cuesta criminal. Me quejo en voz alta. "¿¿Pero esto no se acaba nunca??". Solo el público hace que saques motivación de dentro. "¿Cuánto queda?", vuelvo a preguntar a otra persona. 1 kilómetro.

Esto se acaba y cambio el terreno de bajada por el llano final del pueblo. Mis isquiotibiales vuelven a ponerse como una roca y la pierna rígida. Vuelvo al suelo y un espectador me ayuda a estirar. "Gracias!". Corro los últimos 500 metros. Tengo a otro corredor delante pero no voy a hacer el esfuerzo de adelantarle. ¿Para qué?. Voy a conseguir lo que quería. Voy a completar este reto. Choco la mano de los niños, digo alguna cosa en voz alta que ya no recuerdo, levanto los brazos y cruzo la meta.  4 horas 7 minutos y 58 segundos.

He completado la Zumaia Flysch Trail 2013. Hemos alcanzado la meta 408 de los 550 que tomamos la salida.

Saludo al corredor con el que charlé en los últimos kilómetros, bebo un aquarius y una coca-cola. Me como una barrita y me meto bajo la ducha que está junto a meta sin quitarme ni los zapatos. "Uffffff". Camino como puedo hasta el guardarropa y me doy la mejor ducha de mi vida con agua fría. Al lado, en el baño, un corredor paga el esfuerzo vomitando. Aparto la mirada y salgo al exterior listo para tomar el tren Zumaia-San Sebastián y la combinación San Sebastián-Madrid donde acabo el libro que empecé a la ida.

He descubierto las Carreras de Montaña... y no. No será la última.

martes, 9 de julio de 2013

Ruta, Pista, Triatlón... Podio.

Pienso en el podio como una posibilidad antes de empezar la carrera, pero esa misma ilusión ya la he tenido en otras. Aunque el valor real de subirte a un cajón y recibir un trofeo sea mínimo, el simbólico es mucho. Quiero vivir esa sensación. Me coloco en primera línea y tal y como suelo hacer, examino a los que me acompañan. Un corredor se mueve impaciente por comenzar. Se le nota inquieto. Los 10 kilómetros de la Carrera Proniño ya han comenzado y los más de 300 que nos enfrentamos a los 3 kilómetros aguardamos el pistoletazo de salida. 

Comienza la carrera y un joven corredor se escapa a un ritmo endiablado. "Veremos cuánto tarda en pinchar", pienso. Antes, me sitúo en el grupo perseguidor junto a David Martínez. Más tarde me enteraría de que se trata de uno de los hermanos de Chema Martínez, subcampeón de Europa de Maratón y a la postre ganador de la carrera de 10 k (con su otro hermano en segunda posición, ¿cuestión de genes?) Echo un vistazo al Garmin y veo que vamos por debajo de 3'20'' el kilómetro. ¿Podré mantener ese ritmo los tres kilómetros? ¿Estará bien medido el recorrido?

Grupo perseguidor
Ante las preguntas, la única respuesta es seguir corriendo. David, el hermano de Chema, se escapa a la caza del joven que ha atacado al inicio de la carrera, y dejo ir a otro corredor más tras un pequeño intento de seguir su ritmo del que desisto porque me doy cuenta de que me puede sacar de onda. Así pues, me veo cuarto y con pocas posibilidades de cambiar mi situación. Miro hacia atrás y tengo margen suficiente sobre los perseguidores, y por delante parece que mantienen el ritmo.


Así pasamos por la mitad del recorrido y observo que no va a estar bien medido del todo. Hemos hecho 1,32 kilómetros, lo que significa que saldrán un total de 2,64 kms. Sigo manteniendo un ritmo constante por debajo de 3'20'' y afronto la segunda parte del recorrido, de vuelta por donde veníamos, observando que hay movimientos delante. David Martínez ha rebasado al joven que se lanzó al ataque tempranero, y el segundo clasificado está a punto de hacer lo mismo. Sin embargo, mantiene un buen ritmo, no termina de hundirse pese a su alocada salida. Queda apenas un kilómetro y el tercero aun me saca una ventaja a tener en cuenta, pero su explosivo inicio le puede pasar factura, así que aunque lo veo casi imposible, no aflojo. "¡Le estoy recortando metros!" pienso. 

Me doy cuenta de que va a ser insuficiente y deseo que la carrera se alargue 500 metros más, pero eso es imposible. Quedan 400 metros para la llegada y una pequeña cuesta antes. El tercero baja el ritmo más aún y veo que puede ser una realidad cazarlo. Lo doy todo y me lanzo a por él. Llego a su altura cuando restan 200 metros y cambio de ritmo para evitar que se me pegue y dejarlo desmoralizado. Le queda un cambio y me esprinta con todo. Pero yo pienso en que quiero hacer podio y en que ya lo tengo detrás mía. Meto una velocidad más mientras oigo sorprendido mi nombre gritado por alguien desde el público. El speaker, Vicente Capitan comenta que estamos protagonizando un bonito sprint y me impongo por décimas de segundo sin que el citado locutor, uno de los habituales de las carreras populares, se aclare muy bien sobre quién ha llegado antes. Yo sí lo tengo claro. Entramos en el mismo tiempo, 8 minutos 45 segundos a una media de 3'19'' el kilómetro. El vídeo muestra lo ajustado de la llegada.



Saludo a los otros dos corredores que ya han llegado y al chico cuyo rostro refleja la tristeza propia de quedarse fuera del podio tras ir en cabeza gran parte del recorrido en cabeza. Mi cara, por el contrario, es de incrédula felicidad. No solo por el podio sino sobre todo por cómo se ha producido. Camino y me entero de que el que gritó mi nombre es Juanqui, corredor y bloguero en www. otraformadecorrer.blogspot.com. Un máquina capaz de correr los 10 k por debajo de 36, que ha ido a animar a su novia y que me toma las fotos del podio (muchas gracias).

Llega el momento del podio y allí comparto escenario nada más y nada menos que con Chema Martínez y Abel Antón, mitos del atletismo español, que me saludan y felicitan. Veo a Chema Martínez dar un beso en la mejilla al primer clasificado y ahí me doy cuenta de que es su otro hermano David, que al acabar la prueba me dice en tono de disculpa por no haber formado grupo conmigo "me fui tras el primero porque no sabia si podríamos atraparlo". Todo un detalle teniendo en cuenta que el atletismo es un deporte individual en el que no tienes porqué dar explicaciones a nadie.

Con los dos primeros clasificados y Chema Martínez


Con el triatleta Alejandro Santamaría y el Campeón del Mundo de Maratón, Abel Antón, detrás.
Tras este subidón de moral, seguí participando en controles de pista en la distancia de 800 metros, donde he ido mejorando marcas desde el 2'13''12 que hice en el primero hasta el 2'10''92 del último. Sin embargo, en pista te das cuenta de lo difícil que es bajar segundos al cronómetro. Entre medias hice 2'11'' y 2'10''96. Los nombres de las localidades y pistas donde he competido se mezclan, pero el objetivo sigue estando en bajar de 2'10'', reto que afrontaré en la pista en la que entreno, Moratalaz, en el Meeting que tendrá lugar este sábado y en el que además de los populares participarán (en diferente horario como es lógico), grandes como Kevin López, Luis Alberto Marco y Arturo Casado entre otros muchos.

Control de 800 metros de Leganés: 2'10''92


Pero para hacer de junio un mes más especial aún, el broche lo puso el Wild Wolf Triathlon celebrado en la Casa de Campo. Una natación mejor de lo esperado, una bicicleta que me tomé con mucha tranquilidad, y una carrera que disfruté de lo lindo por llegar con fuerzas resumen un día en el que dejé de lado la competitividad (sería muy atrevido sin haber entrenado natación y bicicleta), y pasé una excelente jornada deportiva acompañada de mil triatletas y de Liliana, que me levantó los ánimos en los duros momentos que se atraviesan en una prueba que acabé en 1 hora y 44 minutos (1h48' en el reloj oficial por haber salio 4 minutos más tarde que la primera serie de nadadores).



En resumen, un mes de junio muy variado en el que he vivido algunos de mis mejores momentos deportivos hasta el momento. Julio ya ha empezado y la ruta, la pista y el trail marcarán mis objetivos deportivos. Todos irán acompañados de una cita semanal que ya he convertido en fija, la quedada Beer Runners de los martes a las 8 de la tarde en el Parque de El Retiro. Un rato donde compartir una pasión común con gente que merece mucho la pena.

La pasión de correr.

El gran grupo Beer Runners


martes, 4 de junio de 2013

Afianzando el sub 38' y Beer Runners

En primer lugar, y para los que vivais en Madrid, comentaros que hoy martes 4 de junio a las 20.00 horas hay una quedada organizada por Beer Runners en la Puerta del Ángel Caído del Parque del Retiro. Correremos un rato, charlaremos sobre running y nos tomaremos unas cervecitas en un bar cercano. No faltarán las sorpresas, así que estáis todos invitados.

Para poneros en contexto Beer Runners es un movimiento que se creó en Estados Unidos y que se ha extendido a España, y que como su nombre indica, agrupa a corredores amantes de la cerveza como seguro sois muchos de vosotros.


Acompañado de Javi, Chema Martínez, Dani y Marco
Dicho esto, en las últimas semanas he corrido dos 10 k, la Carrera Liberty, en la que pese a un perfil con algunas cuestas acabé satisfecho con una marca de 38'25, y la Carrera del Agua, donde mejoré mi marca personal acabando en 37'48'', nueve segundos por debajo de la registrada en Laredo. En ambas se impuso Chema Martínez, al que tuvimos el placer de saludar al final de la Carrera del Agua y felicitarlo por bajar por segunda semana consecutiva de 30 minutos.

La Carrera Liberty la planteé como una prueba para ver sensaciones de cara a mejorar mi marca la siguiente semana, en la Carrera del Agua, con un perfil más favorable y donde esperaba pegarle un buen mordisco a esa marca de Laredo, conseguida allá por el mes de marzo.

Dani Lucio, compañero de club, se ofreció a hacerme de liebre desde el kilómetro 5, por lo que acordamos rodar a un ritmo que rondara los 3'45 el kilómetro, que en caso de mantener durante toda la carrera me daría una marca de 37'30 con la que me iría satisfecho. En línea de salida me esperaban dos compañeros de club, Marco, con el objetivo de bajar de 35' (que cumplió de sobra haciendo 34'07'', una máquina), y Stella, que logró un gran 16º puesto en chicas con 41'. También me encuentro con la sorpresa de saludar a Marco, otro corredor al que conocí en Laredo y que también hizo una gran marca de 37'10''.

Salgo concentrado y cuál será mi sorpresa cuando transcurridos 300 metros los cordones de una de mis Adidas Adizero Adios 2 se desatan. Sigo un poco y pienso en lo novato que soy! No los até lo suficientemenet bien y ahora me veo en estas. Sigo corriendo pensando en cuando pararme hasta que un corredor me avisa de lo que ya sé y me detengo. En lugar de atarlos los guardo dentro de la zapatilla y sigo corriendo confiando en que no se salgan, y sin notar que se afloje demasiado porque al ser zapatillas voladoras van bastante ajustadas.

Psicológicamente voy un poco tocado por semejante novatada, acelero un poco tras solucionar rápidamente lo de los cordones y paso el primer kilómetro en 3'24''. El primero siempre suele salir más rápido y además era en bajada, por lo que sé que lo ganado lo perderé en los dos kilómetros de ligera subida por la Castellana. Allí, en el kilómetro 4, me encuentro con la sorpresa de que Javi, otro compañero de club, se me une para tirar de mí y hacerme de liebre. Él desconocía que Dani ya iba a hacerlo desde el 5, así que desde mitad de carrera me encuentro con dos compañeros tirando de mi y animándome. Mejor imposible.

Con Javi en el kilómetro 9
 
Sin embargo, el dichoso incidente de la zapatilla me tiene inseguro, mirando los cordones cada cierto tiempo, e intentando olvidar los segundos ahí perdidos. La ligera pendiente hacia el Santiago Bernabéu me pasa algo de factura y el km 5 lo paso en 18'50''. La segunda parte es más favorable y gracias a Javi y Dani voy dando lo mejor de mí. En torno al kilómetro 8, Dani, que ha competido un 3.000 metros en pista la tarde anterior, se queda y espera a otro compañero de club que viene detrás, al que ayuda a llegar a meta. Yo sigo con Javi, que me lleva en volandas aunque sufriendo en algunos tramos. Se me hace un poco larga pero al final atisbo la meta y llego en el citado tiempo de 37'48''.

Acabo cansado y con sensaciones encontradas, feliz por haber mejorado la marca pero insatisfecho porque creo que podía haberlo hecho mejor. En cualquier caso Laredo fue un circuito llano y a nivel del mar, por lo que le doy más valor a la carrera.

Los próximos retos, correr 800 y 1.500 en pista y en verano disfrutar de correr en montaña, de la que tan bien me han hablado, y descansar para tomar fuerzas. Como adelanto, ya estoy inscrito para correr en el País Vasco el próximo 21 de julio el Zumaia Flysch Trail, una carrera de 31 kilómetros de la que todo el mundo habla maravillas, y el 27 de julio la Carrera del Arenal, en Ávila, otra de la que todo el que la ha corrido tiene buenas opiniones. Yo, que no soy de cuestas, me veo sufriendo de lo lindo, pero la exigencia será diferente y quiero experimentar paisajes diferentes al asfalto y la pista.

Aquí os dejo el enlace por si queréis ver un vídeo de la carrera de Zumaia: http://vimeo.com/46288088

Espero veros a alguno en la quedada de esta tarde en El Retiro!


miércoles, 1 de mayo de 2013

Decíamos ayer

Copiando la fórmula a Fray Luis de León, quien al reencontrarse con sus alumnos tras cinco años detenido por la inquisición, saludó a su nueva clase con su habitual fórmula "cómo decíamos ayer...", vuelvo a escribir en el blog muchos meses después, y es que una vez perdido el hábito cuesta volver a retormarlo. En mi defensa diré que últimamente no me ha sobrado el tiempo libre, aunque no valen excusas porque la satisfacción de compartir vivencias y sensaciones que te aporta el blog es algo para lo que merece la pena sacar tiempo de donde sea.

Pasada esta introducción, cuesta empezar a contar qué ha pasado en los últimos meses, así que he decidido hacer un repaso de forma muy resumida por los 10 momentos que han marcado atléticamente hablando mi último año.

1. La lesión
Tal y como podéis leer en crónicas pasadas, el pasado 1 de abril de 2012 (hace un año y un mes), me lesionaba en el kilómetro 20 de la Media Maratón de Madrid, llegando a meta a la pata coja ayudado por un corredor mayor que sacrificó su marca por apoyarme y que me reafirmó en la idea de la nobleza que rodea este deporte. Fue mientras preparaba mi primera participación en el Maratón de Madrid que se celebraría tres semanas después y al que finalmente acudí como voluntario para repartir agua en el avituallamiento (daría para otro post contar el buen ambiente que se respira entre los voluntarios y su labor desinteresada, yo me divertí animando en español, francés e inglés a todo el que pasaba, aunque no me dijeron tantos piropos como a una de mis amigas también voluntaria, a la que le llovieron los "gracias guapa").


2. La recuperación
Tras diagnósticos no demasiado acertados en la seguridad social que hablaban de periostitis, estar semanas con dolor al apoyar el pie, y ni siquiera hacer otros deportes para mantener la forma por estar desmotivado, en septiembre en una clínica privada un doctor muy ducho en el campo de las lesiones (además de uno de los fundadores de la federación española de triatlón) me dice que es una fractura de estrés y me dice escandalizado que le sorprende que no la hayan visto en la radiografía. Empieza mi tratamiento con sesiones de una tecnología llamada INDIBA que da muy buenos resultados (a la vez que malos para mi bolsillo), y lo combino con sesiones de piscina en las que corro por el agua sin tocar el suelo (muy difícil pero muy útil). El dolor va desapareciendo gradualmente, aunque todavía cuando salgo a trotar durante esos días las molestias me obligan a regresar enfadado más de una vez.



3. 10 k de Moratalaz y 10 k de Canillejas


10 k de Moratalaz
En noviembre, siete meses después de la lesión, corro mi primer 10 k, el de mi barrio y organizado por mi club, la Asociación Atlética Moratalaz, un club con una historia impresionante (antiguo club Larios y Airtel, que os sonarán a más de uno) por el que han pasado grandes atletas. Hago más de 43 minutos (antes de la lesión estaba en 38'30), gracias a que me pego como una lapa a una de las corredores de mi club, Stella. Sufro pero soy feliz de llegar a meta. Los días siguientes hay algo de molestias pero el dolor parece que se va yendo. La semana siguiente se repite el guión en los 10 k de Canillejas haciendo algo más de 44 minutos pero haciendo de 'liebre' a Stella y llegando más entero.


4. Temporada de Cross


Campeonato de Madrid de Cross
Llego a la temporada de cross buscando recuperar sensaciones pero lejos de mi nivel de antaño, con más kilos y pocos kilómetros todavía. Corro el cross de Moratalaz y varios crosses universitarios (gratuitos y bien organizados, uno de ellos, el de la Universidad Camilo José Cela, con invitación a comilona final). Así llega en enero el Campeonato Autonómico de Cross de Madrid, en el que queda un sitio en mi club que ocupo sin estar en mi mejor forma. Son 10 kilómetros en El Escorial y hay algunos corredores de elite como el ganador, José España, Álvaro Lozano o Luis Martín Berlanas. Son tres vueltas a un circuito, con sus correspondientes cuestas y toboganes que acabo en 44 minutos, consciente de que aún estoy cogiendo la forma.


Equipo de la A.A. Moratalaz de Cross


5. Marca en los 10 k de Laredo (16 de marzo)

Corrió los 10 k descalzo en 43'
Los crosses e intensos entrenos semanales van haciéndome sentir cada día mejor, pero falta comprobar si puedo estar al nivel previo a la lesión. Meses antes decidí que Laredo sería el gran test para medirme, y una semana antes corro un 5k en 19'04''. Bajar de 38' parece fuera de mi alcance. Un circuito completamente llano y un finde largo con festivo para disfrutar de Cantabria y País Vasco junto a mi novia eran el plan. Salida un poco alocada (en la que Fabián Roncero se fue al suelo) pero carrera que hago con mucha cabeza, pasando todos los kilómetros muy constante, entre 3:43 y 3:50, para un tiempo final de 37:57. 


Con Arturo Casado 
El gran objetivo que tenía en mente para la temporada, bajar de 38 minutos, llegaba de forma temprana, en marzo, en una carrera a la que sé que volveré porque es perfecta para volar. Juan Carlos Higuero gana y Arturo Casado es segundo. Los espero tras su paso por el podio, "¡León!", digo llamando al león de Aranda, Juan Carlos Higuero, diez veces campeón de España de 1.500 y cuarto en los Juegos Olímpicos de Pekín. Vienen y me fotografío con estos dos grandes atletas de talla internacional, olímpicos y medallistas europeos. Al despedirme le comento a Casado que la semana siguiente voy a la concentración que desde hace varias décadas celebra mi club en Punta Umbría, y a la que sé él suele asistir. "¿Eres novato?", pregunta, y ya intuyo que puedo ser blanco de las novatadas que ya he oído nombrar a los que asisten por primera vez a la misma.

6. Concentración en Punta Umbría


Cogiendo velocidad en la pista
Y así llegó en Semana Santa la concentración en Punta Umbría. Los novatos nos presentamos subidos a la silla en el comedor ante los 50 o 60 comensales del club que nos hemos desplazado hasta allí entre atletas de todas las especialidades y entrenadores. Cortar el pan con cuchillo y llevar la comida a los veteranos son algunas de las penitencias que nos toca soportar, siempre con humor y buen rollo. Desayunar, entrenar, ducha, comer, siesta, entrenar, ducha, cenar, charloteo y paseo y a dormir. Así es la vida en Punta. Doblar entrenos y los 10 k de Laredo me pasan factura los dos primeros días con los gemelos muy cargados hasta que el cuerpo se acostumbra. Meto más de 80 kilómetros esa semana y un buen lote de series. Uno de los días tuvimos el efímero placer de rodar con todo un Campeón de Europa de 1.500, Arturo Casado, y digo efímero porque solo pude acompañarle algo más de un kilómetro hasta que se marchó con la gran promesa de nuestro club (y anticipo que en unos años uno de los grandes atletas del panorama español si todo va bien), Jesús Ramos, que a sus 16 años aguantó con él todo el recorrido, 12 kilómetros a 3:30 de media final.
Entrenamiento de fuerza en el agua


Bañarse en la playa fue un gran aliciente, ya que soy muy "playero". No hizo el mejor tiempo para ello pero tampoco me puedo quejar porque la lluvia no estropeó ningún entreno. La playa fue el centro de nuestros ejercicios de flexibilidad y estiramientos dirigidos por nuestro entrenador, el ex seleccionador nacional Rafael Pajarón, y también escenario de una sesión de fartlek junto a la orilla.

Los entrenos se desarrollan en el antiguo circuito de cross que acogiera los mundiales de Punta Umbría, hoy más descuidados que antaño pero igualmente un entorno privilegiado para correr. El compañerismo, las conversaciones sobre marcas, atletismo, ídolos, las bromas y en definitiva, de las preocupaciones y sueños de cada uno, hacen más llevaderos los kilómetros, y convierten la convivencia en una experiencia muy gratificante que permite estrechar lazos de amistad con gente del club a la que ves a menudo entrenando.

Foto durante el entreno de las conocidas como "Las Dunas". Unas cuestas pronunciadísimas con su correspondiente bajada suicida que tienen gran tradición en la concentración de Punta Umbría, pues se llevan realizando desde hace años, y atletas como Alberto García y Arturo Casado han hecho algunas de las mejores marcas. Se suben seis veces y se tarda en torno a un minuto a toda velocidad. Su dureza hizo que uno de los atletas tuviera que parar en la tercera y vomitar, y dejó a alguno muy muy tocado. Yo, que no soy de cuestas, sufrí de lo lindo pero apreté los dientes para hacerlas todas.
Parte del gran grupo que entrenamos en Punta Umbría

7. Semifinal y final Liga de Clubes

Tras Punta Umbría, nada de tregua. Una semana después llegaba la semifinal de clubes, en la que se clasifican cuatro de los ocho clubes participantes para pasar a la final. Compito en la prueba de 1.500 metros por primera vez en mi vida y hago 4'41''. El club pasa de ronda en un destacado segundo lugar masculino y primero femenino.

En la final, tras un primer momento en que pensé que competiría en el 800, vuelvo a repetir prueba en el 1.500. Cuando veo la lista de participantes, sus marcas asustan. Todos tienen menos de 4'20''. Yo soy un novato en la distancia pero trato de darle el máximo de puntos al club. Hago 4'34'' mejorando en siete segundos la marca de 15 días atrás. La carrera la gana mi compañero de club, Jesús Ramos (repito, 16 años), que hace 4'05'' (su marca personal está en 3'57'') en una carrera en la que en el primer mil se desarrolló 'lento', pasando la cabeza el mil a 2'55 y yo a 2'58''. 

8. Control 800 metros

Entre ambas citas corrí mi primer 800, una prueba que pensé podía venirme bien dado que aún guardo una cierta punta de velocidad (tengo 57'' en 400 metros y creo que ahora estoy mejor). La cita fue en Alcobendas, y la marca 2'13''. Antes de verano espero haber bajado de 2'10'', para despedirme de la pista con buen sabor de boca. 
Jesús Ramos estuvo en cabeza haciendo de liebre a Iván, otro compañero de club que terminó la carrera en 2'07''.









9. Carrera Popular de Colmenar de Oreja

Mi última carrera hasta el momento ha sido la Popular de Colmenar de Oreja, un pueblo de Madrid hasta el que me dirigí acompañado de Liliana, que corría su tercera carrera y está preparando la Carrera de la Mujer que este fin de semana reunirá a 25 mil mujeres en Madrid. Tres vueltas a un circuito mitad subida y mitad bajada que acaba en la plaza mayor (en la foto) y en la que acabé cuarto clasificado en categoría senior con un tiempo de 14'55'', a 3'40'' de media. Sentir el sabor del podio lo dejaré para otra carrera.

10. Retos y objetivos

Para acabar esta larga entrada resumen del año post-lesión, y prometiendo escribir con más regularidad a partir de ahora, contaros mis próximos objetivos. Como véis, de preparar maratones y medias he pasado a meter más pista y carreras inferiores a 10 k, lo que no quita que el maratón siga siendo para mi la prueba reina, y no descarte preparar uno para el mes de otoño. ¿La razón de este cambio? Explotar la velocidad y proteger mis piernas del exceso de kilómetros tras la lesión. El próximo objetivo estará en esa distancia que tanto me gusta que es el 10 k, concretamente en la Carrera del Agua que se celebrará el próximo 26 de mayo. Allí, acompañado de Nacho y Marco, compañeros de club con objetivos diferentes, espero bajar de nuevo de 38 y consolidar esas buenas sensaciones que viví en la que creo ha sido mi mejor carrera hasta ahora, los 10 k de Laredo. ¡Seguiremos informando! 


A volar toca

Un abrazo a todos y me alegro que me acompañarais en la lectura en este reencuentro bloguero -deportivo!