sábado, 5 de abril de 2014

Tres meses de 2014: Tiempo de emociones fuertes

Estrechos pasillos humanos flanquean la entrada al madrileño barrio de Vallecas mientras la noche cae sobre los corredores. La magia de la San Silvestre Vallecana Internacional me conquistaba para siempre y dejaba mi marca en 10 k en 36:55 logrando así el sub 37' que me había propuesto. Acababa 2014 disfrutando de correr con mis compañeros de la A.A. Moratalaz y al despertar, ya inmerso en el nuevo año, me daba cuenta de que era la primera vez desde que era adolescente que una resaca no me acompañaba en la inauguración.

Tal vez por eso tuve recompensa, y un mensaje del maratoniano Pablo Villalobos se convertía en una oferta que no podía rechazar. "En una hora corremos con Yuki Kawauchi por El Retiro, quiere hacer 20 k a 5' el km para soltar piernas", me decía mientras yo empezaba a vestirme de corto sin apenas acabar de leer la frase.


La figura de este atleta japonés adquirió relevancia internacional por ser capaz de correr más de una decena de maratones en 2013 (y otras tantas medias maratones), en marcas que rondaron las 2h10'. A ello le sumas que trabaja de conserje en un colegio durante 8 o 9 horas al día y además saca tiempo para entrenar y ahí lo tienes. Es el corredor-héroe o como se le ha bautizado en algún artículo 'El mejor corredor amateur del mundo'.

Ataviado con un sencillo chandal y con una sonrisa perenne en el rostro, todos estábamos expectantes por saber más de él. Y esos 'todos' de los que hablo fue otra de las sorpresas, dado que junto a Kawauchi y Villalobos vi alinearse a la puerta del hotel a un buen amigo de Mo Farah, al que acompañó en su boda, el maratoniano olímpico inglés Scott Overall, a uno de los grandes fondistas portugueses, Rui Silva, y a nuestro Campeón de Europa de 1.500 metros, Arturo Casado.


Junto a ellos, las hermanas Sanfabio y el gran Shinichi Sasaki, que como yo, sufrió de lo lindo para seguir el rodaje (que finalmente discurrió a ritmo de 4'37 el km) tras tener las piernas bien cargadas de la San Silvestre del día anterior.

Entre las confesiones que pudimos sacarle a Kawauchi durante el rodaje gracias a las labores de traducción de su acompañante, dejar constancia de que suele ir corriendo a su trabajo, entrenar de vez en cuando en la montaña, y que, como era de esperar, de momento no tiene tiempo para tener pareja. Nueve horas de trabajo diarias y más de 150 kilómetros semanales tienen la culpa.

El comienzo de año no podía ser mejor. Y así siguió siendo en el plano atlético (que no en el laboral) durante los meses siguientes. En la Media Maratón de Getafe del 26 de enero rebajé hasta 1h 20' mi crono en la distancia, bajando más de nueve minutos mi anterior marca. "Si vuelves a bajar nueve minutos en la próxima me tienes a tiro de piedra", bromeaba Villalobos. Desgraciadamente para mi futuro atlético no será así, pero espero ir recortándola poco a poco.

Enero y febrero fueron también meses de crosses universitarios junto a mi compañero de club Marco Valenzuela, un auténtico máquina capaz de correrlos a 3'17'' el km que finalmente terminó tercero de la clasificación general. Fuera del circuito universitario, tuve la alegría de estar en el podio en la I Carrera Solidaria Fun4u, en un cross corto sobre 5 km.



Pero el gran objetivo del año estaba por llegar y era una prueba que ya conocía por haber participado el año anterior. Los 10 km de Laredo (Cantabria). En ella y en romper la barrera de los 36 minutos estaba puesta mi mente. Para conseguirlo, corrí un par de pruebas cortas las semanas precedentes, siendo 5º en la Carrera del Taller sobre 4 kms (ritmo medio 3'30) y estando entre los 15 mejores en la Carrera por las Enfermedades Raras en Casa de Campo, sobre 5 kms (17'30). En esta última acabé muy satisfecho con mi rendimiento por haber disfrutado y terminado justo por delante de un grande como Juanqui, un tío con 35'23'' en 10 k y uno de los corredores que conozco que más saludos reparte cuando se acerca a una línea de meta, eso sin contar su increíble capacidad de animar sin descanso al resto incluso mientras compite, cuando al resto de mortales nos falta el aliento.

Además de en estas dos pruebas, en marzo participé en la Media Maratón Tragamillas, con un duro pero bonito recorrido mitad cross mitad asfalto que acabé en 1h23, y en la I Carrera Navalcarnero al Límite, una prueba preparada con mucha ilusión en la que acompañé como 'liebre' a toda una Campeona de España de Maratón como Tamara Sanfabio en su victoria en la prueba femenina. Fue todo un placer colaborar sin ir al límite, verla ganar mientras en el camino íbamos hablando y controlando la distancia con la segunda mujer, y escuchar sus anécdotas e historias en los trayectos de ida y vuelta rumbo a Navalcarnero.

Pongo entrecomillas lo de liebre porque aun sin mi ayuda, hubiera ganado igualmente pese a que pasó una mala semana por un virus. Allí, en ese pueblo tan bonito que no conocía, compartimos muy buenos momentos con toda la gente del grupo Free Runners, entre ellos Alfon, Esti, Roque y los muchos corredores de Navalcarnero y Madrid que solemos quedar de vez en cuando a correr por El Retiro y Casa de Campo.


Pues bien, tras estas carreras, llegó el momento de partir al gran objetivo de los 10 k de Laredo. Viaje en tren a Santander el viernes, paseito con Liliana pasado por agua y con mucho viento para conocer la ciudad, y el sábado en la línea de salida deseando que la climatología nos respetara. Y no me puedo quejar, visto el panorama de días anteriores, no nos hizo mal día y pude mejorar mi marca llevándola hasta los 35'10'' (3'31 el km, y tres minutos mejor que el año anterior), pegándome durante la carrera y hasta la línea de meta a una de las hermanas de una ilustre saga de corredoras, la cántabra Margarita Fuentes-Pila.

Contento por correr en un circuito de dos vueltas tan llano que te permite volar, y que al coincidir en algunos tramos con la cabeza de carrera te permite ver a los kenianos (y al español Antonio Abadía) levitar para terminar por debajo de 28 minutos. Volveré en el futuro en busca de nuevas marcas.

Estos tres meses todavía tenían una prueba más antes de acabarse. Y no era una carrera cualquiera. El Genaro Trail, 50 kilómetros y 1.500 metros de desnivel en la sierra madrileña. Algo a lo que nunca me había enfrentado y que apenas había preparado. Pero eso, mi experiencia en mi primera ultra, lo contaré en el próximo post, pues este ya está bien surtido de pruebas y marcas. Los próximos meses, abril y mayo será tiempo de retos en la pista de atletismo, el origen de muchos de los campeones que hoy dominan el maratón, y un escenario que siempre te da un poco de chispa a cambio de sufrimiento sobre los clavos.

1 comentario:

  1. ¡Marcón de campeonato amigo! Cuando lo ví s eme pusieron los ojos como platos y una sonrisa de oreja a oreja, Laredo da muchas alegrías, ahora solo falta mantenerlo, ¡cualidades las tienes crack!

    Me han encantado esas lineas dedicadas.

    ¡Un abrazazo muy fuerte amigo!

    ¡Nos vemos en La Carrera del Agua!

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