miércoles, 28 de marzo de 2012

3.000 Obstáculos y Carrera Intercampus

Semana de experimentación y emociones intensas. Hace unos meses, correr en pista no me atraía, sentía que era como para un pez nadar en una piscina. No era lo mismo. Y sin embargo, desde mi llegada a la Asociación Atlética Moratalaz, esta percepción ha cambiado. Sigo prefiriendo la ruta, las calles y los parques, pero las series en pista te aportan un plus de velocidad y competitividad.



Así pues, de repente me ví embarcado en la aventura de correr un 3.000 obstáculos en la semifinal del Campeonato de Madrid de clubes. Nuestro entrenador, Rafael Pajarón, nos comunicó a Marco (compañero de club y amigo) y a mí, que éramos los elegidos para ir pegando saltos durante 3 kilómetros. Nunca pensé que correría esta disciplina, y lo primero que empezó a preocuparme era eso de saltar la ría. Desde que lo supe, me imaginaba en las peores situaciones, tropezando con la valla y cayendo al agua, desequilibrándome en el salto con algún otro atleta... Así que para conocer mejor el mundo "obstaculero" acudí a Youtube. Me empapé de vídeos de obstáculos, admiré la calidad de muchos de los atletas, y me topé con algunas (escasas) caídas que no contribuían a aportarme excesiva confianza, pero el hecho de que tanto Marco como yo fuéramos novatos en la prueba hizo que nos tranquilizáramos mutuamente.

Orgullo de club

Es sábado y allí nos plantamos, en el polideportivo de Arganda del Rey para dar el máximo número de puntos posibles a nuestro club (lo cual dependía de la marca, no de la posición), y contribuir así a pasar a la final, a la que solo podrían acceder 4 de los 12 clubes presentes. Marco me había recogido en su furgoneta junto a Ivan, otro compañero, y ya en el camino evidenciamos nuestras dudas con algunas cuestiones que nos formulábamos. "¿Hay dos rías?", "¿los primeros 200 metros entonces no tienen obstáculos?", "¿tocarás los obstáculos o no?" La conclusión fue que lo importante era acabar y hacerlo lo mejor posible, planificando un objetivo de tiempo de entre 11'30'' y 12'30''.

Aparcamos, vemos algunas pruebas, animamos a nuestros compañeros de club, y nerviosos como pocas veces antes de una carrera, nos dirigimos a la cámara de llamadas, donde enseñamos el DNI para demostrar que efectivamente somos nosotros. Emprendemos un breve rodaje con las zapatillas de clavos  y poco después conversamos con alguno de los participantes. "Pues este año he corrido varios crosses quedando entre los 10 primeros...." suelta uno. "¿Nunca habéis corrido en pista y os meten en obstáculos? Vaya faena", comenta otro. "Llevo toda la semana entrenando obstáculos", termina por arreglarlo otro más. Nosotros hemos saltado el obstáculo unas pocas veces, tanto apoyando como sin apoyar, y nunca hemos competido en pista. La temida ría no la hemos saltado nunca. "Es entrenable, pero los riesgos de lesión hace que no sea recomendable". Palabra de nuestro entrenador.

Empieza el espectáculo


Por fin nos llaman para saltar a pista. Marco me choca el puño mientras las pulsaciones siguen algo elevadas. "Quién pise la línea será descalificado", dice el juez con los corredores tomando posiciones. Esperamos el disparo. Aprieta el gatillo. No va. Nos mandan disolvernos y volver a colocarnos. Segundo intento, funciona y desde la calle exterior salgo un poco en tromba integrándome en el grupo. No miro el reloj y me limito a seguir el ritmo general. Pasamos los primeros obstáculos, salto los primeros obstáculos sin tocar y el grupo se pone en fila. Se corre rápido y veo cada vez más cerca la temida ría. Rafael, nuestro entrenador, colocado estratégicamente unos 100 metros antes del salto de la ría, nos dice que cambiemos de ritmo cuando nos acerquemos para así coger más impulso y hacer el salto más efectivo. Llega el momento que tanto temía, salto con fuerza y me impulso con el obstáculo. Vuelo.

¿Un águila? ¿Un halcón? ¿Karate Kid?

Caer con una pierna, y seguir corriendo con la otra, esa es la idea y lo que hago. Los calcetines se mojan y estoy algo más pesado. Otros prefirieron correr sin calcetines. Sigo corriendo y paso el primer kilómetro. Apenas miro el reloj porque estoy concentrado en saltar los obstáculos que cada 80 metros te cortan el ritmo. Viéndolo luego me doy cuenta de que lo pasé en 3'23'', excesivamente rápido, pues si contamos los obstáculos equivaldría a haber pasado en torno a 3'. El segundo kilómetro se me empieza a hacer largo y me voy quedando. Sigo sintiendo el agua de la ría en cada vuelta bajo el intenso sol de Arganda, los gritos de los compañeros de club resuenan desde la grada. Oigo mi nombre y me impulsan seguir dándolo todo. Segundo kilómetro: 4'06.



Entro en el tercer y último kilómetro, sufro y salto los obstáculos apoyando uno de los pies, solo quiero encontrarme con la meta. Última vuelta, suena la campana, el ritmo es menos alegre y no tengo posibilidad de cambiar de ritmo, pero trato de que no me adelante el atleta que viene unos metros detrás mía para motivarme.

Luchando
Dan ganas de echarse a un lado de la pista y acabar con todo, pero ese pensamiento se va rápidamente de mi cabeza. Ya no queda tanto, aunque me parece mentira que una prueba de 3.000 metros se me haga tan larga cuando he corrido un maratón. Cosas de ir a ritmos altos y de esos obstáculos que te impiden marcar un ritmo estable.

Salto la última ría y encaro la meta. Tiempo final, 12'13'', a 4'04'' de media. Dentro de lo esperado, aunque tampoco termino muy satisfecho por la posición, 12 de 13 participantes.

Viendo los tiempos del resto de pruebas me doy cuenta de que mi rendimiento sin obstáculos es mucho más competitivo, ni cuestas en ruta ni obstáculos en pista son favorables a mi estilo de correr. Si lo fueron para mi compañero de debut, Marco, que realizó un carrerón y terminó haciendo un tiempazo de 10'52''.

En meta me espera y nos saludamos cuando recupero el aliento. Hemos aportado puntos al club con nuestro esfuerzo. Comemos algo por Arganda y disfrutamos de la tarde en la pista animando a nuestros compañeros/as hasta el final. ¿El resultado? La A.A. Moratalaz llega a la final tras terminar en segunda posición. Objetivo cumplido. Una final en la que no podré competir por ser el 21 de abril, día antes del Maratón, pero en la que espero poder estar animando.

Últimos esfuerzos


Aunque parezca excesivo, el finde atlético no acabó ahí. Al día siguiente tenía otra cita, esta vez con el asfalto. Y es que antes de saber que correría en pista estaba apuntado a la Carrera Intercampus, que se desarrolla entre los campus de Leganés y Getafe de la Universidad Carlos III. No sentía molestias del dia anterior, aunque noté el cansancio, y tras pasar el primer 5 k en 18:40, acabé en 39'11'', mi segunda mejor marca en 10 k, y puesto 128 de casi 2.000 llegados a meta. Un tiempo que me dice que el sub 38' puede ser una realidad este año. Sé que estaréis pensando que no es bueno competir tanto cuando se está en la preparación de una prueba de la envergadura de un maratón, pero la musculatura está aguantando bien, y competir no me está impidiendo retomar los entrenos.

Este domingo llegará el último gran test con dorsal, la Media Maratón Asics Villa de Madrid. 19.000 participantes y el objetivo de mejorar mi marca de 1h30'55'' disfrutando junto a Djoro, un compañero de club originario de Gambia que me acompañará en la que será mi séptima media maratón. Como pasa el tiempo.

lunes, 19 de marzo de 2012

33 Carrera del Agua - Road to Madrid 5/10

Buscando el sub 39'
Madrid, 6:40 am, suena la alarma del móvil. "Ahora me levanto... esperaré a que suene la siguiente que puse a y 45..." Despierto sobresaltado. Son las 7:15. Mallas, camiseta, dorsal con el chip incorporado, imperdibles, mochila, teléfono, llaves, un trago de agua, y a correr. La carrera es a las 9 y a las 8:30 el camión del guardarropa se va de la salida junto a la Plaza Castilla de Madrid, en pleno corazón financiero, rumbo a la meta (la prueba acaba en otra ubicación, el parque Santander).

La mañana es fresca pero perfecta para la práctica del running. Subo al metro a 12 paradas de distancia pero en la misma línea y ya diviso a algún corredor de mi barrio, Moratalaz, que se dirige al mismo destino que yo. Llego casi 25 minutos tras un trayecto amenizado por un libro, mi acompañante habitual para que los ratos de metro pasen volando.Y volar es lo que pretendía ese día, o al menos correr los 10 kilómetros de la Carrera del Agua, organizada por el Canal de Isabel II, para que nos entendamos, la empresa pública del agua madrileña, a una velocidad que nunca antes hubiera logrado, bajando de 39 minutos y si me veía con fuerzas, porqué no algo más. Mi anterior marca databa del mes de octubre, cuando en la Carrera de la Ciencia hice un crono de 39'37. Esa era la frontera a franquear.

Minutos antes de la salida

Me encuentro con Mahmadou, compañero senegalés de club en la Asociación Atlética Moratalaz, y nos colocamos en buena posición en la salida. No estoy fresco del todo debido a los entrenamientos de la semana, pero me siento bien. Dos días antes, el viernes, probé en pista las nuevas zapatillas de clavos y completé una de las series de 1.000 metros en 3'08 con algo de viento molestando y una agradable sensación de velocidad. Así pues, afronto la carrera con la idea de disfrutar y mejorar marca, sabiendo que para bajar de 39' mi media por kilómetro ha de ser inferior a 3'54, y si sonara la flauta y me acercara a los 38, debía correr cada uno de esos 10 k por debajo de 3'48.

Cuenta atrás y salida rápida cuesta abajo. Bajo rápido, pero controlándome, dejando ir a Mahmadou, que busca metas más ambiciosas que las mías. Mantengo un ritmo constante en los inicios pasando los dos primeros kilómetros en 3'36 y 3'35 respectivamente. Es temprano y no hay mucha gente en las calles. Es domingo y toca descansar de los madrugones semanales o de la fiesta del día anterior, pues no faltaron los que todavía a esa hora iban de vuelta a casa por la celebración del St Patricks Day que dirían los irlandeses, algunos, como siempre, sin saber comportarse (me comentaba un corredor al final de la prueba que en su vagón rumbo a la carrera, iban fumando y bebiendo todavía).

Mi cabeza asoma sobre el casco de la moto

Sé que del kilómetro 4 al 6 es todo subida por la Castellana, que si bien no es pronunciada, puede dejarte tocado, así que me preparo y tomo fuerzas bajando un poco más el ritmo y pasando los kilómetros 3 y 4 en 3'46 y 3'53. Aún voy a ritmo de sub 38' y la ambición me dice que intente conseguirlo. Acorto la zancada en la subida y por temor a dejarme las fuerzas en ella bajo el ritmo considerablemente, quizá demasiado, pasando los kilómetros 5 y 6 en 4'01 y 4'10. Primeros 5 k en 18'52. En pleno ascenso se encontraba el avituallamiento, que rechacé al encontrarme lo que ya esperaba, bolsas de agua difíciles de abrir que empaparon a más de uno en el intento. No lo cambian pese a las quejas de años anteriores. Durante la subida, me llama la atención el sufrimiento de algunos corredores, que por intentar poner un ritmo alto, llevan respiraciones exageradas que parece van a hacerles desmayarse en cualquier instante. Uno de ellos, concretamente, empezó a proferir gritos a todo pulmón mientras corría. No creo que merezca la pena pasar por eso.

Una de las bajadas
Por fin se acaba la Castellana y volvemos a encontrarnos con una bajada favorable que permite acelerar. Empiezo el descenso y una pancarta nos recibe en un lateral. Son trabajadores del Canal de Isabel II que protestan ante la posible privatización de la compañía que suministra agua a los madrileños (considerada, por cierto, un agua de gran calidad). Alargo zancada y busco recuperar mi conservadora subida. 3'52 y 3'51 en los kilómetros 7 y 8, miro el reloj y esperaba ir más rápido. Aunque no he venido a eso, empiezo a sentir que el sub 38' no llegará hoy, máxime cuando veo que hay cierto desfase entre la distancia que marca el Garmin y la señalización de la organización, todo ello pese a que el recorrido está homologado por la RFEA.

Quedan dos kilómetros y meto una marcha más. Paso el kilómetro 9 en 3'48, me animo y pienso que igual tardo bastante en superar esta marca dado que el perfil es favorable y la preparación de maratón te deja en un estado de forma difícil de igualar. Último kilómetro, adelanto y adelanto. Voy a acabar fuerte y me pregunto si no fui demasiado conservador en algunos momentos por tratar de no sufrir al final. El Garmin pita, 10 k en 38'10 (19'18 el segundo 5 k), pero quedan 170 metros hasta la meta oficial, que paso en 38'47. Sea como fuere, objetivo principal conseguido, he bajado de 39 y he disfrutado corriendo por las calles de Madrid en una mañana fresca pero soleada en la que el viento estorbó en algunos puntos del recorrido. Puesto final, 176 de 4.000 inscritos (ignoro cuántos llegaron a meta).


Recupero el aliento, recojo alguna bebida y me encuentro con Mahmadou, que ha llegado 37 segundos antes que yo, en 38'10, una marca que no le hace justicia pues es un corredor que tiene talento para estar por debajo de 36' como irá demostrando en próximas competiciones.

En meta antes de lanzarnos a un copioso desayuno

La semana acaba pues, con 52 kilómetros y sesiones de abdominales. Y con la lectura del relato "La soledad del Corredor de Fondo", disponible en pdf en internet. Pero mi motivación lectora no acaba ahí, también he empezado a leer la biografía (en inglés) de Abebe Bikila. Un etíope que os sonará por su victoria en el Maratón de los Juegos Olímpicos de Roma '60, donde corrió los 42 kilómetros.... totalmente descalzo. En este vídeo podéis verlo.


miércoles, 14 de marzo de 2012

XXXII Media Maratón Universitaria - Road to Madrid 4/10

Casi cuatro meses después de mi última media maratón, la de Moratalaz, volvía a enfrentarme a los 21,097 kilómetros. También lo hice, como entonces, dentro de la preparación maratoniana, si bien por aquel entonces estaba en la décima semana de entrenos, mientras que ahora estoy tan solo en la cuarta. Las críticas que había leído sobre esta media en distintos blogs no eran demasiado halagüeñas, que si un circuito desangelado donde apenas hay público, que si tres vueltas se hace pesado, que si es exigente... Por este motivo decidí correrla por primera vez con el ipod por compañero.

La prueba comenzaba a las 9:30 de la mañana, y tras el correspondiente trayecto en metro me uní a la marea humana para que me llevara hasta la línea de salida. Ya ni siquiera me molesto en comprobar la calle de donde sale la carrera, sabedor de que a la salida del metro una corriente runner me arrastrará sin problema. Llego pronto y hace fresco, una temperatura que parece perfecta para correr. Dejo las cosas en el guardarropa y caliento un poco antes de situarme en la parte media de los 5 mil corredores que afrontan la prueba. Si bien muchos de ellos harán solo una o dos vueltas para un total de 7 o 14 kilómetros.

Es 11-M y se guardan 21 segundos de silencio en honor a las víctimas del brutal atentado. Cierro los ojos y pienso en ellos, en las vidas que les arrancaron mientras mantenían una conversación, leían, oían música, o simplemente pensaban distraídos en un vagón de cercanías. Me emociono un poco y un sonoro aplauso pone fin al recuerdo. La vida sigue adelante inevitablemente para el resto.

En mi calendario, esta media maratón no planeaba disputarla, planteándola como una tirada más divertida que en solitario. Hacemos la cuenta atrás pulso el play en el ipod y U2 me dice 1, 2, 3, 14! Y me lo grita en una bajada nada menos. Paso el kilómetro 1 en 4:16 y busco estabilizarme. ¡Aún queda mucho! El recorrido se desarrolla entre edificios universitarios que en un domingo no tienen actividad, como es lógico. Voy mirando distraído el paisaje y observando el circuito que tendré que completar tres veces. Las sensaciones no son demasiado buenas, y una ligera molestia en el gemelo que me ha acompañado en los últimos días da un aviso durante unos minutos.

Un perfil exigente


Una cuesta, y otra y otra... preceden a las bajadas que permiten descansar. No hay tregua, las zonas planas no abundan. Paso la primera vuelta en 30:46, un ritmo en torno a 4:25 que trato de mantener. Hay avituallamiento con gatorade y agua y bebo un poco de ambas. El sol empieza a abrirse paso. La segunda vuelta me recibe y el ipod se despide. Se fue la batería. Es lo que tiene decidir a última hora correr con música. No me apetece quitarme los auriculares y sigo corriendo con ellos pese a no oír nada ya. Hay algún tímido grito de ánimo de parte del público. Las cuestas no me gustan nada pero hay que enfrentarlas. Paso estos 7 kilómetros en 31:20, ligeramente peor que la primera.

Y por fin la última vuelta. El esfuerzo (y las cuestas) van pasando factura, pero puede decirse que voy bastante entero. No estoy forzando al máximo aunque tampoco he venido a pasearme. Pasamos a multitud de corredores menos experimentados pero igual de valientes, que están inmersos en la segunda vuelta rumbo a los 14 kilómetros. Choco la mano de un par de niños para distraerme, y observo en el kilómetro 18 con admiración como un hombre que debe rondar los 60 años, está al mismo ritmo que yo rumbo a los 21 con un solo brazo. Ejemplo de superación.

Una hora después me parecía a Obama


Meto algo de velocidad final pasando el 19 en 4:16 y el 20 en 4:14, los más rápidos de la carrera, y entro en la polvorienta pista de ceniza de la complutense enmedio de una inmensa e incómoda polvareda tal y como se aprecia en la foto (soy el de rojo que sale en un segundo plano), y bajo un sol de justicia que en los últimos kilómetros ya ha estado muy presente. Tiempo final 1h33:55 para 21,26 kilómetros, a una media de 4:25 el km. Puesto 263 de 1.980 llegados a meta. Mi segunda mejor marca en los seis medios maratones que llevo hasta el momento (México DF, Puebla, Los Palacios, Marbella, Moratalaz y Ciudad Universitaria).



Buena bolsa del corredor, estiramientos y a tumbarme bajo el sol sin camiseta en una gran explanada. El día está increíble, y me parece raro ver en Madrid a un grupo de gente jugando voley playa en bañador y bikini en pleno mes de marzo.

¿Madrid o Copacabana?





Por lo demás, la semana se cierra con un total de 60,11 kilómetros en las piernas y un par de sesiones de gimnasio. Esta semana llega el primer reto pre-maratón. Batir mi marca en 10 k en la Carrera del Agua, para la que ya estoy afilando los cuchillos con vistas a bajar de 39'. ¿Lo conseguiré? El domingo lo sabremos.

jueves, 8 de marzo de 2012

III Carrera por la Esperanza - Road to Madrid 3/10

El kilómetro más rápido de mi vida. Asi es. Esta tercera semana de entrenos terminó el domingo con mi participación en la III Carrera por la Esperanza, organizada a beneficio de FEDER, asociación que promueve la ayuda a personas con enfermedades poco comunes para las que apenas existen tratamientos o investigación.

Pues bien, me tomaba esa prueba, con casi 2.000 inscritos, como un reto para bajar mi marca de 5 k, establecida en 18.45. Llegaba con muchas ganas y tras el largo trayecto en metro rumbo a la Casa de Campo, me desanimó un poco el aviso del speaker de la prueba. "Por falta de autorizaciones municipales el recorrido se quedará en 4,4 kilómetros". Adiós al intento de batir marca. Rápidamente cambié el chip y me propuse hacerlo lo mejor posible, menos distancia significa más velocidad, así que a darlo todo toca. Me coloco en primera fila, los fotógrafos disparan los flashes, Telemadrid nos apunta y el pistoletazo da inicio a la prueba.

Me noto cómodo pese a una breve subida inicial, viendo desde unos pocos metros de distancia la cabeza de carrera. Sigo adelante dejándome llevar por sensaciones y paso el primer kilómetro en 3:18. Nunca había corrido tan rápido en una prueba. Me digo que me puede pasar factura al final, porque aunque se trata de una prueba corta, solo llevo la cuarta parte. Aflojo un poco y paso el kilómetro 2 en 3:42. Cruzamos la meta (se trata de un circuito de dos vueltas), y me entero por el speaker que voy en el puesto 12. Encaro la segunda vuelta y trato de mantener el ritmo, pero las fuerzas no están al mismo nivel, el tercer kilómetro lo marco en 3:59 mientras me adelantan un par de corredores, para el cuarto aprieto los dientes sabiendo que ya no queda mucho, recibo los ánimos de un joven corredor que me pasa con fuerza (y al que por casualidades he conocido luego topándome con su blog) y pico el km en 3:45.


De ahí al final, trescientos metros (mi Garmin marcó una distancia total de 4,28 km) haciendo un último esfuerzo para llegar en meta en 15:50, a una media de 3:42 el kilómetro. Puesto 19 de la general de un total de 1.860 llegados a meta, y 7º senior de cerca de 500. Seguramente mi mejor resultado respecto al número de participantes, por lo que me voy satisfecho. En caso de que la prueba hubiera sido un 5 k y yo hubiera mantenido ese mismo ritmo (pura hipótesis), el tiempo habría rondado los 18:25, así que espero que otro día pueda caer el asalto a la marca.

Por lo demás, la semana se cerró con 50,49 kilómetros repartidos en cinco sesiones, entre ellas destacar una tirada larga por mi cuenta en El Retiro de 20 kilómetros en 1h 39: 34, a un ritmo de 4'59 el km y un día de Fartlek con mis compañeros del club AA Moratalaz. A ello hay que sumar dos sesiones de abdominales y flexibilidad.

Este domingo llega la Media Maratón Ciudad Universitaria, una carrera que dicen es algo aburrida tanto por las tres vueltas que conforman su repetitivo circuito como por el desangelado entorno por el que se corre. La encararé como un rodaje más de cara a acumular kilómetros. Ayer en el club me metieron el miedo en el cuerpo con una posible nueva cita en mi calendario, participar en la semifinal del Campeonato de Clubes de Madrid en la modalidad de 3.000 m. obstáculos. La pista, los clavos y las vallas son un mundo por conocer para mí, pero en fin, ya veremos.

Para terminar felicitar a uno de los miembros de la AA Moratalaz y compañero de entrenos, el juvenil Jesús Ramos, que a sus 16 años se proclamó el domingo Campeón de España en Pista Cubierta en 3.000 metros lisos con una espectacular marca de 8:40, a una media de casi 2:53 el km.