domingo, 25 de septiembre de 2011

XXVI Media Maratón de Marbella

Acaba el Barça-Atlético. Un baño de juego. Espectáculo. Mi hermano se va. Con la novia y amigos. ¿Me despiertas si llegas a las 5? Vale. Me voy a la cama. ¿A qué hora la alarma? A las 5. Bueno a y 5. Uff. Son la 1. La 1:30 cuando miro el reloj del móvil. Doy vueltas en busca de la postura y pienso en Berlín. Allí hay maratón este domingo. Gebre y Makau. Nimo y Serrano en busca de la mínima Olímpica. Muchos españoles. Corredores populares. Seguro que alguno también busca la postura. No voy a pensar en nada. Funciona. Oigo un ruido. ¿Dani? Sí, ya estoy en casa. ¿Qué hora es? Las 3:30. Me acomodo de nuevo. Hora y media de sueño. La nada. Despertador. Arriba. Ducha. Reviso la mochila. Está todo. Bajo a la calle. Negrura. Una chica camina con los tacones en la mano acompañada de una amiga. Mis pies sufrirán hoy más que los tuyos, pienso sin decirlo. Continúo. Otra que sigue la moda Tarahumara. Esta vez junto al que parece su novio. Llego al Hotel Jerez. Le dije a Antonio a las 6. Con puntualidad británica le advertí el día antes. Lo incumplo. Llego a las 5.55. Pasan 10 minutos y estoy solo con una mochila y en pantalón corto. Me asomo a un coche estacionado. No es. Amago con llamarlo. Paciencia. Le doy el beneficio de la duda hasta y 10. Llega. Nos vamos. Hablamos de correr. Del desastre de su primera tarta de carbohidratos. Bien la segunda. Entrenos, maratones, lesiones y hasta operaciones. Las luces puestas. La luna puesta. No llena. Está fina, delgada. Amanece en el horizonte. Marbella está a dos horas. Parece menos. Dorsal, chip. Zumo, café. Presentaciones. David y Falín. El Mediterráneo. ¿Dónde hay un servicio? Allí. Vamos. Nos cambiamos. Trotamos. Hoy toca trabajar dice el gemelo al sóleo. Se corre la voz. A la salida. Mil almas respiran en pantalón corto. Nos vamos al final. Busco mi butaca en la última fila. No somos kenianos. Un tiro. No hay muertos. Los futuros cadáveres aún dan zancadas. Avanzo entre ellos. Zig-zag. Slalom. ¡Cuidado! Paramos. Me zancadillean. Perdón. Perdonado. Mil metros. 5:02. Toca acelerar. Con cabeza. Sólo quedan 20 mil 97 metros. Qué alivio. Familias que animan. Novias que animan. A mi no me animan. Estoy lejos. De casa. Intentando demostrarme cosas. Qué soy más rápido qué ayer. Más resistente. Incertidumbre. 4:30 por km es el ritmo. Adelanto. Paseo Marítimo de Marbella. El sol arriba. En otoño. Corriendo junto al mar de jeques y petrodólares. También es Mare Nostrum. Y nuestro es el sufrimiento. ¿Quién puso ahí esa cuesta? Kilómetro 10. Algo más de 45 minutos. Buscando la mitad. Mármol, tierra. Avituallamientos. Agua, por favor. El gel hoy no lo uso. Molesta el estómago. Pienso en otra cosa. Berlín, a esa hora. Miles y miles de Filípides. Me mantengo. Voy bien. Una costura del zapato. Molesta. 500 kilómetros contigo y hoy vienes con estas. Vamos a acabar mal. Lo ignoro. Kilómetro 15. La media a 4:33/km. Una adolescente en bici amaga con caerse. Sobre mi. La sujeto. Es de la organización. Perdón. No pasa nada. Resto mentalmente. Quedan sólo 5. Cómo de mi casa al Corte Inglés. Y volver. No es mucho. El sol está arriba. La costura me saluda. No le hago caso. Recojo cadáveres. Que andan con dorsal. Rebaso respiraciones angustiosas. Ya no voy tan bien. Pienso en Kilian Jornet corriendo por la montaña. Días y días. Dejo los treinta. 4:37, 4:40, 4:48, 4:51. Me adelantan. Busco la meta. 100 metros. Acelero. Brazos en alto. 1h37'. Saludo a Falín. Un choque de manos. Agua, aquarius. Antonio y David llegan. 1h42'. Muy buena. Rodaje sin pretensiones. Ducha. Estiro. Soy una tortuga. Camino muy lento. ¿Maratón? Es el doble. Ufff. Son otros ritmos. Ahh! A la carretera. Sin luna. Hablamos de fútbol, de golf, de pádel. De la familia. De lo que vamos a comer. De lo que vamos a dormir. Hay vida más allá del running. Qué sueño. 2 horas después. Estamos en Jerez. Nos vemos! Hasta pronto! Bajo del coche. No se ven tacones. No en la mano. Es domingo. De vuelta en casa. ¿Qué tal te fue? Te cuento...

Datos:
Garmin: 1h37'20'' - 21,28 kms (por haber tomado trazadas más largas)
Posición final: 197 de 830 llegados a meta (990 inscritos)
Posición categoría senior: 49 de 166 llegados a meta

Con Falín, David y Antonio, instantes antes de empezar




jueves, 15 de septiembre de 2011

Camino a Valencia 2/13

Esta segunda semana de entrenos de preparación para el Maratón de Valencia, todavía con calor veraniego por estos lares del sur de Europa (y que dure, que bañarse en la playita en pleno mes de septiembre sigue siendo un lujo), se ha saldado con 50,12 kilómetros de carrera a pie divididos en cinco sesiones a una velocidad media en torno a 4'50'' el kilómetro. 

La semana comenzó con descanso el lunes para el martes ponernos por fin en marcha con una decena de kilómetros por las urbanizaciones de El Ancla, Las Redes, El Águila y un tramo por la playa junto a mi hermano Dani, que está preparando uno de los triatlones más duros del momento: el Titán (la que le espera). Al día siguiente, poco antes de que dieran las 9 de la mañana ya estaba pedaleando camino a Gibalbín acompañado de Charlie y mi hermano de nuevo. En total, 66 kilómetros ayudados por la energía aportada por el mollete de jamon, aceite y tomate que ya se ha convertido en tradición cada vez que completamos dicha ruta. 

El jueves, a los tres mosqueteros ya citados se nos unió otro espadachín de gran nivel en el noble arte de dar zancadas, Diego, que corre por debajo de cuatro minutos el kilómetro como el que oye llover. No fuimos a esos ritmos, claro está, y tras citarnos en el privilegiado entorno del  parque de Los Toruños, recorrimos 15,71 kilómetros a una tranquila media de 5'10'' el km con una relajada charla por el camino, y una leve aceleración en el último kilómetro. 

Se acercaba el Triatlón de Chiclana del domingo, una prueba que esperaba con ganas tras la primera experiencia en esta disciplina, allá por el mes de abril en Sevilla, pero sin perder de vista el kilometraje semanal mínimo que me he comprometido a completar, fijado en 50 kilómetros, y que alcanzará picos mayores en la mitad de la preparación. Así pues, viernes y sábado salí durante 45 minutos a ritmos de 4'52'' y 4'34'' respectivamente. La noche previa al triatlón acudí con unos amigos a ver la victoria del Madrid ante el Getafe y mientras ellos tomaban un cubata tras otro, yo me conformé con una cerveza ante la sorpresa de muchos de ellos, a los que llevaba tiempo sin ver por aquello de haber estado trabajando en Francia, y no están del todo al tanto de mis nuevas aspiraciones deportivas. Ganó el Madrid, expliqué a más de uno como iba eso del Triatlón y entre pitos y flautas no me acosté hasta las 2 de la mañana. 

Cinco horas de sueño después pusimos mi hermano y yo rumbo a Chiclana, con un gran ambiente triatlético y un alto nivel entre los participantes, muy por encima de la media que me encontré en Sevilla, que al ser más popular y tener también disciplina Olímpica, alberga un mayor número de novatos en la materia. Allí nos tomamos una foto con Charlie y por fin nos preparamos para empezar el segmento de natación. Todavía estoy preguntando una duda sobre el recorrido a uno de los triatletas cuando dan la salida y sin que le dé tiempo a responderme echamos a correr hacia el agua. Una natación más limpia que otras veces, sin los guantazos que en el anterior triatlón me obligaron a nadar bocarriba unos segundos para recuperar el resuello. Cómo siempre, mi orientación me juega malas pasadas y tengo que modificar mi trayectoria ante la última boya. La distancia es mayor a la habitual (900 metros) que según la organización termino en 20'28'', no puedo aspirar a más mientras no entrene esto de dar brazadas.



No conozco los tiempos de las transiciones, pero el sector de bicicleta muestra lo que ya había intuido, el nivel de los participantes es alto, y pasan algunos grupos rodando como auténticos misiles. Cometo el error de ir a mi ritmo, por sensaciones, sin prácticamente coger rueda. En el camino veo a mi hermano, que me saca una buena ventaja, y lo animo con algún grito, y en la última vuelta cojo a Charlie, al que no esperaba ver hasta el sector de carrera. No voy tan mal, me digo. Llego a correr tras una media de 28,8 km/h sobre las dos ruedas, y con ganas de empezar el que es sin duda mi mejor sector, o eso pensaba hasta que tras calzarme las zapatillas empiezo a notar que las cosas no van bien. Siento algo de flato, uno de los gemelos me da un aviso, no he probado los cordones elásticos hasta hoy y están demasiado apretados sintiendo algo de hormigueo en ambos pies. No puedo acelerar como de costumbre y me conformo con un ritmo lento para acabar la prueba. Termino los 5 kilómetros en 24'27'' cuando mi mejor tiempo en esa distancia ronda los 20 minutos. 

El tiempo total supera la 1h 26', un minuto más que en el de Sevilla. No estoy muy contento con mi rendimiento pero lo he pasado bien con una jornada más de triatlón, sé que tengo mucho margen de mejora y estoy seguro de que seré capaz de bajar de 1h20' la próxima temporada. Toca volver a casa y pensar en correr, correr y más correr. El 25 de septiembre viene la Media Maratón de Marbella y voy ambicioso, me gustaría mejorar mi marca bajando de 1h35'. Allá voy!

martes, 6 de septiembre de 2011

Una de 50, por favor

Marchando una de 50. La primera semana de entrenamientos "serios" de las 13 de que consta el camino hacia el Maratón de Valencia se ha saldado así. Con una ración de 50 kilómetros 850 metros repartidos en cinco salidas a un ritmo medio justo y clavado de 5 minutos por kilómetro.



La semana comenzó con una salida por Los Toruños y la playa de Levante en la que cayeron 12 kilómetros progresivos con la primera parte a un ritmo superior a los 5 minutos y la segunda por debajo. El martes fue el turno de unas cortas series de 2x2.500, la distancia que separa mi casa en la urbanización El Ancla de Vistahermosa, donde fui a echar el euromillón ese día (mi lado ludópata se limita a euromillón y quiniela). Por tanto fue llegar al kiosco rellenar los numeritos, guardarlo en el bolsillo (palpándolo de vez en cuando mientras corría para ver que seguían ahí, no se fueran a escapar los millones) y regresar. Cada uno de los dos parciales fue de 10 minutos 30 segundos a una media de 4'11''.

El miércoles tocó día de descanso, y como habéis podido adivinar, mis bolsillos andaban igual de vacíos que el día anterior a rellenar los dichosos numeritos de la suerte. El jueves parecía que la lluvia podía enturbiar los planes, pero por suerte, los claros se abrieron paso y a eso de las ocho y media pude salir a completar una decena de kilómetros, la primera parte por asfalto y la segunda junto a la orilla del mar con un fuerte viento de cara en la primera parte, y empujándome al final.

El viernes fue turno del segundo y último día de reposo semanal, una forma de recargar fuerzas para el sábado, donde desde las 8 de la mañana tuve la buena compañía de Charlie, Antonio Morales, el atleta Matraca Roteño y Curro en bici en una tirada por Los Toruños con una pequeña incursión en la playa de Levante que se alargó durante 1h39 minutos para completar 18,65 kilómetros a un ritmo medio de 5'19'' y 155 pulsaciones medias.

Ese día puse rumbo a Jerez para no perderme la prueba de Maratón de los Mundiales de Daegu, dado que solo tengo Eurosport en la casa de Jerez. Rafa Iglesias, Chema Martínez y Pablo Villalobos completaron los 42 kilómetros sin excesiva brillantez y el dominio keniano quedó patente una vez más con la victoria de Abel Kirui, el que fuera liebre de Gebre durante su récord del mundo en Berlín. La carrera empezaba a las 2 de la mañana y reconozco que en algún tramo, y ante la falta de opciones de los nuestros, eché una cabezadita en el sofá.



Por último, y para cerrar la semana, una corta salida de algo más de 5 kilómetros para superar esa barrera de los 50 que me he marcado como objetivo semanal, lo que me llevará por encima de los 600 kilómetros recorridos en las 12 semanas de preparación hacia Valencia.

Para esta semana, repito menú, si bien como entrantes y postre habrá también algo de nado y bicicleta, puesto que el domingo tomaré parte en el Triatlón de Chiclana (se quiere llevar todo para adelante). El plato principal será el mismo. Póngame una de 50, por favor.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Justo reconocimiento

Es el fondista total. Una máquina de batir récords forjada en los campos de Etiopía. Es el justo ganador del premio Príncipe de Asturias. Un reconocimiento que ha ganado enteros entregándoselo a él pese a la presión mediática en favor de Raúl. "Prefería que se lo hubieran dado a Raúl, aqui en Asturias al etíope como que no lo conocemos mucho", decía un ciudadano entrevistado. Es Gebrselassie. No todos tienen la obligación de conocer su historial. El jurado sí. Y es por eso que si se trata de un premio que quiere ensalzar la excelencia deportiva, primen aquellos que hayan hecho algo diferente, que nadie haya logrado antes. Pecar de ombliguismo en favor de uno de los grandes del fútbol, al que es de justicia resaltar su calidad y capacidad de entrega, y al que ví maravillado debutar con 17 años, habría sido un error. Una cosa no quita la otra.


Reportajes como este, que se acerca a las circunstancias que rodearon la consecución de su récord del mundo de Maratón, fijado en Berlín en 2h03'59'', hablan por sí solos.